OTROS SERMONES

Sermones de La Iglesia de Dios

Gary Graves, padre - Elizabeth, IN

Desde el principio parecía que el pequeño niño infantil, más pequeño que la mayoría de infantiles, no sobreviviría debido a que era enfermizo y muy delicado, y se dice que su cabeza era tan pequeña que podía caber en una taza de té. En una época dificultosa y llena de pruebas cuando cada miembro contribuía a la sobrevivencia de la familia, un niño constantemente enfermo y delicado muy a menudo era una carga adicional para una familia que estaba luchando. Sin embargo, aun en este tiempo la mano del Señor descansaba sobre él. Su madre amorosa y preocupada, llevando el tremendo peso que descansaba sobre sus hombros, en su desesperación, al verlo fue obligada a caerse delante de un Dios omnisciente y clamar a Él en una oración profunda y agonizante puesta a prevalecer, cuya oración llegó a ser el principio que lo guió toda su vida. “Si este niño nunca llegará a nada, que se muera. Es una preocupación. Si Tú tienes algo especial para él, sánalo y déjalo vivir” (36ta MA, 1941, pág. 47 en ingles). Dios contestó su oración, porque Él sí tenía una obra especial para él. Este niño, Ambrose Jessup Tomlinson, crecería a encontrar y conducir la Iglesia de Dios de los postreros días.

Después de crecer y recibir salvación, A. J. Tomlinson se convirtió en un estudiante de la biblia y tuvo cuidado de obedecer sus enseñanzas perfectamente. Mientras observaba y se involucraba en el servicio cristiano, una curiosidad exagerada ponía en su mente algunas dudas serias. Era su deseo aprender el plan bíblico para la obra que él sabía tenía que hacerse en los postreros días. Cuando comenzó a leer en la Biblia acerca de la Iglesia y a entender que era el gobierno sagrado de Dios, él se entusiasmó al respecto. Él se quedó animado y maravillado del Espíritu, y las Escrituras le revelaron el hecho de que la Iglesia regresaría con todos sus dones y gracias, poder y gloria (cf. El Gran Conflicto Final). Pero lo que no conocía en ese momento era cuándo y dónde la Iglesia se levantaría, y que él sería la figura clave en su reaparición. “Dichoso el que tú eligieres, e hicieres llegar a ti, para que habite en tus atrios. Seremos saciados del bien de tu casa, de tu santo templo” (Sal. 65:4).

Con gran determinación de encontrarla “o morir”, A. J. Tomlinson buscó con sinceridad la Iglesia “el artífice y hacedor del cual es Dios” (He. 11:10). Él investigó muchos movimientos hasta que su fe en ellos se agotó por completo. Toda iglesia a donde él asistió parecía carecer de toda la verdad bíblica. Aunque muchas de las gentes eran cristianos sinceros, la falta de ellos de aceptar y practicar algunas doctrinas bíblicas significantes lo preocupaban mucho. Durante este tiempo se sentía como una nave en el mar sin timón mediante el cual debería ser controlado. Seguramente existía una Iglesia de la Biblia verdadera, ¿pero dónde la podía encontrar? Esta pregunta tenía que ser contestada.

Existía un pequeño grupo de personas en el Condado de Cheroqui, Carolina del Norte, llamado “La Iglesia de la Santidad en los Campos del Arroyo”, el cual había estado buscando la Iglesia de la Biblia. A. J. Tomlinson había conocido a la mayor parte de los del pequeño grupo por algún tiempo antes de que ellos tuvieran alguna forma de organización. Varias veces les predicó sermons inspirados y les daba exhortaciones fogosas. Él los amaba y disfrutaba su buen espíritu libre, y apreciaba la calurosa bienvenida que siempre le daban cuando los visitaba. Ellos eran un grupo concienzudo que poseía gran inspiración y un deseo y entusiasmo abundante de seguir de cercas y a lo mejor de su conocimiento toda la Biblia, correctamente dividida, el Nuevo Testamento como su única regla de fe y práctica. Cuando el “tiempo establecido” se acercó para que la Iglesia hiciera su reaparición (aunque ellos no tenía conocimiento para ese momento), aquellos preciosos santos sintieron la necesidad de reunirse para estudiar las Escrituras, y naturalmente invitaron a Tomlinson quien “llegó con el entendimiento de que [ellos] estarían buscando la Biblia para ver si [ellos] podían encontrar la Iglesia de Dios”. A fin de estar presente para la reunión, A. J. Tomlinson llegó el día antes y se quedó la noche en el hogar de los Bryant donde él disfrutó de una gran comunión y hospitalidad. A veces él se expresó como uno que había sentido una sensación extraña esa noche. Cuando llegó la mañana a las montañas, temprano aquel día sábado, 13 de junio de 1903, quizás se sentía una extrañan omnipresencia tras el amanecer—un día memorable.

Después de orar y desayunar con la bondadosa familia Bryant, una urgencia de orar adicionalmente en privado arrebató a Tomlinson. Él salió de la casa de ellos al pie de la montaña Burger habiendo sentido la impresión de escalarla a un lugar aislado para orar. A eso de las 8 de la mañana él se puso en camino por un sendero empinado y bordeado de pinos, como si una mano invisible lo conducía hacia la cumbre de la montaña. Cuando él llegó a la cumbre, buscó un lugar para orar. Él sintió sobre él unas pesadas responsabilidades y que debía prevalecer en oración. Después de encontrar el lugar él oró, lloró y agonizó ante Dios hasta que prevaleció, y todo el cielo se descubrió ante él y Dios le reveló la luz y la visión verdadera de la Iglesia de Dios de la Biblia. Dios le mostró que La Iglesia de Dios—los llamados que Él escogió para Su Iglesia, colectivamente—toma (acepta) toda la Biblia correctamente dividida, el Nuevo Testamento como su única regla de fe y práctica, gobierno y disciplina; no las ideas, opiniones, tradiciones o credos de los hombres; y, que el apegarse y guardar la verdadera doctrina de la Biblia es la manera en que mantiene su identidad como la Iglesia de la Biblia.

Preparado con esta revelación divina, A. J. Tomlinson descendió de la montaña al hogar de W. F. Bryant y entró a la reunión que ya había comenzado. Varias personas hicieron preguntas y las buscaban respuestas en la Palabra de Dios. Cuando él cabalmente entendió que esa gente santa respaldaba toda la Biblia correctamente dividida y que tomaba el Nuevo Testamento como su única regla de fe y práctica, la misma cosa que Dios acababa de revelarle sobre la montaña, eso le llamó la atención, y se interesó muchísimo inmediatamente. Él los probó con muchas preguntas, y las respuestas bíblicas que se le dieron satisficieron todas sus curiosidades. Luego él declaró: “Bueno, si ustedes toman toda la Biblia correctamente dividida, eso significa que ESTA es la Iglesia de Dios”. A esto ellos asintieron o estuvieron de acuerdo. De esta manera fue encontrada la Iglesia de Dios de la Biblia cumpliendo el “Levántate, resplandece; que ha venido tu luz”, en estos postreros días. A. J. Tomlinson en seguida preguntó: “¿Por qué quieren llamarla la Iglesia de la Santidad en los Campos del Arroyo?”. Ellos estuvieron de acuerdo con él pero no pudieron responder a su pregunta. Luego él dijo: “¿Están de acuerdo que lo que he dicho significa que es la Iglesia de Dios, y que están dispuestos a tomarla y mantenerla como la Iglesia de Dios?”. Ellos afirmaron que estaban dispuestos. Él les preguntó si estaban dispuestos a recibirlo con el entendimiento de que ESTA es la Iglesia de Dios—no que será, sino ES la Iglesia de Dios. Estaban dispuestos, luego prosiguieron en su debido orden. Él tomó el pacto con profunda sinceridad y reverencia extrema, como uno que jamás se pondría en olvido.

Todo estaba en su lugar y todas las condiciones proféticas se cumplieron el 13 de junio de 1903. En ese día, allí en casa de W. F. Bryant, al pie de la montaña Burger en los “Campos del Bosque” de David, Condado de Cheroqui, Carolina del Norte, la Iglesia de Dios de la Biblia, la continuación de la Iglesia primitiva que cayó en apostasía en el año 325 d.C—la Iglesia designada en las Escrituras—fue “encontrada” y declarada en existencia por A. J. Tomlinson. Más tarde él afirmó: “Nadie podía detenerla, nadie podía detener la Iglesia de Dios de, ‘Levántate, resplandece, que ha venido tu lumbre’. Nadie más la tenía. Nadie más se atrevió a pararse con confianza y declarar que esta es la Iglesia de Dios. No hubo vacilación. Es la Iglesia de Dios, y tuve que hacerlo. No hice ningunos preparativos al respecto. No hice ningunos preparativos acerca de ella. Cuando llegó el momento esto se tuvo que llevar a cabo…Sucede que a mí me tocó y nadie pudo hacer nada al respecto. ¿Dónde estaría esto si no hubiese sido por mí? No estoy presumiendo, sino sólo lo que Dios ha hecho por mí. ¿Dónde ha sucedió algo similar? Pero ellos nunca nos levantaron y dijeron somos la Iglesia de Dios. Yo lo dije, y porque lo dije, Dios nos ha honrado desde entonces. Todos ustedes son Iglesia de Dios porque yo lo soy…algún poder tomó mano de mí y creo que fue el poder de Dios. Y la Iglesia de Dios quiere decir el Ave de Muchos Colores”.

Dios obró a través de A. J. Tomlinson para encontrar y conducir La Iglesia de Dios de los postreros días. Con él la cubierta del error que tan amenazadora cercaba el cuerpo de Cristo comenzó a ser quitada. Él fue el instrumento de Dios a través del cual Dios reveló La Iglesia de Dios de estos postreros días. Desde el principio, indudablemente se hizo claro que Dios estaba levantándolo para una obra de proporciones sin par. Él fue puesto en un lugar superior, porque a través de él la obra que Dios allanó casi cuatro siglos antes fue llevada a su culminación. Así como se llegó el tiempo que para Jesucristo el Hijo de Dios viniera a la tierra para terminar la obra que Dios tenía para Él, también se llegó el tiempo señalando el fin de la obscuridad para el Cuerpo de Cristo. Se llegó el tiempo cuando A. J. Tomlinson oró y prevaleció con Dios, y recibió la verdadera luz y visión de la Iglesia de Dios de la Biblia que lo capacitó para encontrarla y declarar su existencia.

“Y de él será su fuerte, y de en medio de él saldrá su enseñoreador; y haréle llegar cerca, y acercaráse a mí. Porque ¿quién es aquel que ablandó su corazón para llegarse a mí? Dice Jehová” (Jer. 30:21).

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