Oscar Pimentel, Supervisor General de La Iglesia de Dios
Quizás en el pasado y en el presente no hay nadie más en La Iglesia de Dios que haya sentido una falta de compresión al leer la porción arriba mencionada de Isaías 60:8, sino yo. Es esa misma falta de entendimiento o compresión y revelación la que siempre me ha llevado a regresar a este pasaje y detenerme a contemplarlo con gran desconcierto. A menudo me sorprendía mirando intensamente la tinta negra y el fondo del papel blanco como si a través de la intensa mirada se iluminaran los ojos de mi comprensión.
No me da vergüenza mencionar mi falta de sabiduría y compresión con respecto a una parte prominente de las Escrituras la cual es a menudo referida con relación al Levántate, Resplandece de la Iglesia de este lado de la Edad Oscura. No hay nada malo en carecer de sabiduría porque, Si alguien, “…tiene falta de sabiduría, demándela a Dios, el cual da a todos abundantemente, y no zahiere; y le será dada.” (Santiago 1:5). ¿Quién de nosotros no aprecia la oportunidad de dirigirse al Señor y luego recibir de Él lo que hemos pedido?
Hace una gran diferencia cuando la sabiduría, la revelación y el discernimiento descienden del trono de Dios. Cuando la fuente no es de carne y hueso sino nuestro Padre Celestial, trae consigo vida, celo y alegría con lo que nada de este mundo puede compararse. La revelación divina no proviene de este mundo.
Recientemente una sensación de celo y alegría se ha despertado en mi alma por lo que solo puedo explicar como Dios conecta los puntos para mí para que pueda tener una mejor comprensión. Mi entusiasmo puede no ser sentido por todos, tal vez por ninguno, pero puedo asegurarles que esta pequeña pepita de oro de inspiración que me topé, mas bien, traída por la divina providencia, ha servido para consolidar aún más lo que yo sabía que era verdad y fiel. La verdadera Iglesia de Dios de la Biblia que Jesucristo organizó en 28 A.D. en el Monte Hatin surgió de la oscuridad en ese magnífico y memorable día 13 de junio de 1903. Como un símbolo para iluminar el camino para los hombres, surgió en el mismo año que el gran pájaro blanco construido por los dos hermanos históricamente conocidos como los hermanos Wright.
Los escépticos y críticos han gritado, “¡Los Wright no fueron los primeros en volar! ¿Qué de Gustave Whitehead de Connecticut; Richard Pearse de Nueva Zelanda; Clement Ader de Francia; Hiram Maxim de Inglaterra; y Alberto Santos Dumont de Brasil?” y muchas otras personas para quienes se ha reclamado el primer vuelo. Sin duda, cada una de las personas mencionadas es merecedora de su reclamo, pero toman su reclamo por ser las primeras en volar y al examinarlos cuidadosamente a través de una definición exacta y precisa de lo que constituye un verdadero vuelo. Examinándolos cuidadosamente a través de los principios de lo que constituye la aviación práctica, los únicos que pasan esa “examinación” son dos hombres, los hermanos Wright.
No nos sorprende que de vez en cuando nos encontremos con gente que está fascinada con la “posibilidad” de que la historia se haya equivocado. Piensan que debido a que la historia se equivocó, La Iglesia de Dios no tiene una “pierna en la que apoyarse” cuando correlacionan el avión y los Hermano Wright con el levántate de la Iglesia en 1903. Algunos están fascinados con las ideas de que Shakespeare puede no haber escrito las obras, que Alexander Graham Bell no inventó el teléfono, que alguien podría haber hecho un verdadero vuelo con motor antes de Wilbur y Orville Wright. Por supuesto, siempre debemos estar abiertos a nuevas evidencias que puedan llevarnos a reconsiderar los acontecimientos del pasado, pero después de varias décadas de intentar desacreditar a los Wright, los escépticos y críticos no han podido probar su caso.
Paul Garber, el primer jefe del Museo Nacional Aéreo y Espacial de Smithsonian Institution en Washington, D.C., EE.UU, afirma que lo que los hermanos Wright lograron el jueves 17 de diciembre de 1903–sus cuatro vuelos históricos–fue la “…primera vez en la historia del mundo, que una máquina más pesada que el aire, no un globo, ni una aeronave, que lleva un hombre , se había levantado del suelo debajo de su propio poder, había volado bajo control, sin reducción de velocidad, y había aterrizado sin destrozos en un punto tan alto como el de donde comenzó.” Esta es una excelente definición de lo que constituye un verdadero vuelo.
Los históricos registros nos dicen que después del 15 de septiembre de 1904, con Wilbur Wright en los controles, por primera vez lograría algo que nunca habían hecho antes o durante el vuelo–la maniobra de su maquina voladora para hacer un medio circulo. Unos días más tarde, Wilbur volvería intentar y lograría algo que nunca hicieron quienes reclamaron el primer vuelo antes de ellos ni en la historia del mundo. Él volaría su “gran pájaro blanco,” su máquina motorizada, en un circulo completo.
Un hombre cristiano con el nombre de Ames Ives Root de Medina, Ohio, de 64 años, que era un empresario que había desarrollado técnicas innovadoras para apicultura y fundó su propia empresa a fines del siglo XIX, estuvo presente como testigo el 20 de septiembre de 1904, en un lugar llamado Huffman Prairie, un prado fuera de Dayton, Ohio, la ciudad natal de los Wright. Él comenzó una publicación comercial que era parte de su compañía, Gleanings in Bee Culture, que para ese momento tenía 30 años siendo publicado. Fue en las columnas de la publicación donde escribiría su testimonio en la que se logró el primer circulo completo de un avión. Este relato no fue publicado hasta enero de 1905. No fue accidental que este hombre estuviera presente, sino que había sido invitado por los Wright para ser testigo y tomar notas detalladas precisas sobre el importante evento que estaba teniendo lugar.
Aquí hay una parte de la descripción del Sr. Root del evento tal como escribió en Gleanings in Bee Culture: “Fue mi privilegio, el 20 de septiembre de 1904 ver el primer viaje con éxito de una aeronave, sin un globo para sostenerlo, que el mundo haya hecho alguna vez, es decir, para girar los ángulos y regresar al punto de partida.
“Creo que se deben elogiar en esta misma línea. Te dije que no había otra maquina igual al trabajo que mencioné sobre la faz de la tierra; y, además, justo ahora, mientras dicto, probablemente no haya otro hombre además de estos dos que haya aprendido el truco de controlarlo.”
“Al hacer este ultimo viaje de redondear el circulo, la maquina se mantuvo cerca del suelo, excepto en el giro. Si miras un pájaro grande cuando gira en círculo, veras que sus alas se inclinan en una pendiente. La maquina debe seguir la misma regla.”
“Estos dos, quizás por accidente. O tal vez por gusto, comenzaron a estudiar los vuelos de pájaros e insectos. A partir de esto, pusieron su atención a lo que se había hecho para permitir que los hombres volaran.”
“Estos muchachos (ahora son hombres) se fueron a Sandy Waste en la Costa del Atlántica para deslizarse cuesta abajo también: pero en lugar de deslizarse sobre la nieve y hielo se deslizan en el aire.
“Ahora, esto no fue del todo diversión o juego de niños. Ellos tenían un propósito a la vista.”
Durante un vuelo, Root estaba de pies junto a Orville Wright directamente en la ruta de vuelo y describiría su experiencia de la siguiente manera:
“Cuando por primera vez giró en ese círculo, y se acercó al punto de partida, yo estaba justo frente a él; y dije entonces, y aun creo, fue una de las vistas mas grandiosas de la vista más grandiosa de mi vida.”
Sus logros no fueron poca cosa y, a mi entender, no comprendemos todo el impacto que ha tenido tal invención, ya que aviones y viajes aéreos son tan comunes en la actualidad. Fallamos en darnos cuenta de lo que trajo a los hijos de los hombres. Se iguala al descubrimiento de Cristóbal Colon del Nuevo Mundo y en ese tiempo clasificado como mayor que los automóviles eléctricos, automóviles y cualquier otro método de viaje. Tal invención y descubrimiento se consideró igual solo a la telefonía y a la telegrafía inalámbrica.
Fue en la pradera de Huffman donde el reclamo legitimo de “Primer Vuelo” fue ganado por los Wright en 1903. Esta afirmación fue reforzada aun mas en 1904, cuando su aviador logró este punto de equilibrio no solo de levantarse de la tierra bajo su propio control, volando sin perder velocidad, sostener el vuelo, aterrizando sin daño en un punto igualmente alto que aquel desde el cual comenzó, pero ahora también hizo un circulo completo y regresó al punto exacto desde donde comenzó.
Fue por providencia divina que estos dos hermanos pudieron alcanzar y superar todas las expectativas de la aviación para ese momento, mientras que otros en el pasado fallaron y no pudieron lograr estas hazañas. Dios mantuvo en reserva la ciencia y el conocimiento hasta el momento señalado y levantó a los hermanos Wright llenos de gran entusiasmo e interés por la posibilidad de cumplir su parte en el gran programa de Dios.
¡Incluso mientras escribo, mi alma se entusiasma al sentir la confirmación del Espíritu diciéndome que sabemos lo que sabemos porque La Iglesia de Dios siempre ha estado en lo cierto!
¡Ahora a las Escrituras! “¿…quiénes son estos…?,” pregunta el profeta cuando aparentemente es interrumpido en medio de su discurso profético con respecto a la restauración y gloria futura de Sión; cuando de la nada algo desconocido e inexplicable capta la atención y lo lleva a mirar a lo lejos o incluso quizás hacia el cielo.
Al meditar en la pregunta, “¿Quiénes son estos que vuelas como nueves…?” A menudo me preguntaba qué podría haber visto el profeta y mis pensamientos siempre recurrían a la maquina voladora, a los aviones. Por favor considere por un momento, fueron los hermanos Wright, dos hombres, no una persona, quienes, con un lanzamiento al aire de una moneda en diciembre de 1903, decidieron entre ellos quien debería subir primero en la maquina voladora. A partir de entonces se alternaron, cada uno haciendo viajes. Para mi no es de extrañar que el profeta hablara en forma plural y no singular, no era “¿Qué es esto?” Pero “¿Quiénes son estos?” Ellos fueron los hermanos Wright, que volaban un avión como “una nube” en vuelo sostenido y sin restricción de dirección.
“¡Muchacho, eso es mucha imaginación!” alguien podría decir. “¡Se voló la barda!” “¡Es un fanático!” o “¡Está loco!” Estos podrían ser los pensamientos que llenan las mentes de algunos. Está bien, no lastima mis sentimientos, pero permítanme recordarle al lector que ya se ha dicho que esta pequeña “pepita de oro” de la inspiración y conexión de puntos solo ha servido para consolidar aun mas lo que ya sabía que era cierto y fiel. Entonces, si alguno cree que me he “volado la barda” o convertido en “un fanático” que se sepa, si esto realmente es mi caso, sucedió muchos, muchos años antes de hoy.
Permítame trazar una línea entre los puntos y conectarlos como estaban para mí. Para hacer esto, juntos echemos un vistazo a la parte restante de Isaías 60:8. “¿y como palomas a sus ventanas?” terminó la pregunta en dos partes el profeta. “Sus” es un determinante. Es un adjetivo posesivo y lleva a uno entender que estas palomas tenían su propio sitio de lanzamiento especifico, por así decirlo, su nido desde donde parten. Además, vale la pena señalar que las palomas, así como otras aves, viajaran a su casa para regresar a su nido y lugar de cría acostumbrado, es decir, su lugar de origen o punto de partida. Ahora contemple el gran logro de los hermanos Wright. Por primera vez en la historia del mundo hicieron que una maquina más pesada que el aire, no un globo ni una aeronave, que transportaba un hombre, que se elevaba desde el suelo por su propia potencia, volando bajo control, sin reducción de velocidad. Además, añada a esto la característica inequívoca y especifica mencionada por Isaías que fue alcanzada primero por los hermanos Wright el 20 de septiembre de 1904, que consistía en maniobrar su maquina voladora en un circulo completo que les permitía regresar a su punto de partida original de donde habían despegado en la Pradera de Huffman, “¡COMO PALOMAS A SUS VENTANAS!”