OTROS SERMONES

Sermones de La Iglesia de Dios

Bettie Marlowe Coordinadora de Escuela Dominical General

Hemos tenido casi dos meses de horario de verano en Tennessee, y todavía estoy tratando de acostumbrarme. Nos han dado una hora extra de luz, eso nos dijeron. ¿Pero cómo desapareció esa hora en la oscuridad del alba? Ajusté mis relojes, el reloj que está al lado de mi cama y el reloj de pared que está sobre las escaleras. Uno no se había ajustado la hora desde noviembre. Tres son automáticos y tres tienen las baterías muertas de todos modos. A dos les tengo que dar cuerda y de alguna manera, nunca lo hago. Tengo uno más que ajustar, y probablemente “funcionará” ya que solo escucho su música y no le presto atención al tiempo.

Esa confesión me hizo formular la pregunta: “Como cristianos, ¿prestamos atención al tiempo?” Recuerde que este puede ser el día en que el Señor regrese. El pensamiento del Salmos 118:24 hace que nuestros corazones se regocijen en el prometido regreso del Señor. Y si realmente creo que Cristo puede volver hoy, yo viviré de manera diferente a como lo he hecho. Nadie sabe cuándo regresará, así que debemos vivir cada día como si Él regresara hoy. ¿Cómo usamos nuestro tiempo?

Se nos dice que usemos el tiempo sabiamente, que aprovechemos cada oportunidad (Colosenses 4:5). Es más fácil poner excusas que estar involucrado en la obra del Señor. Ore diariamente y Dios guardará a aquellos que usted ama que no conocen a Cristo como su Salvador—para mantener viva la compasión y darle el deseo de hacer el esfuerzo de enseñarles.

Somos parte de la familia de Dios y nos necesitamos mutuamente. No dé por sentado que tendremos suficiente tiempo en el futuro para compartir el amor de Jesucristo. Si creemos que AHORA es el tiempo que tenemos, qué diferencia hará esto en nuestras vidas.

Perdóname Dios, No Tuve Tiempo

El año pasó y se pasó el tiempo,

Y todas las cosas buenas que quise

Hacer se quedaron sin hacer porque…

No tuve tiempo de detenerme y hacer una pausa;

Pero apurado, fui aquí y allá,

Hice esto y lo otro, estaba en todas partes.

No tuve tiempo de meditar

Sobre las cosas que valen la pena. No hubo tiempo

Para esperar al Señor y escucharle decir:

“Bien hecho, hijo Mio, has enseñado el camino.”

Así que después de todo, me pregunto,

¿Cuando la vida haya terminado y me llamen

Para encontrarme con mi Salvador en el cielo,

Donde los santos viven y nunca mueren,

Si puedo encontrar un alma que yo he ganado

Para Cristo por una pequeña obra que he hecho.

O agacharé mi cabeza y lloraré,

“Perdóname, Dios, ¿no tuve tiempo”?

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