OTROS SERMONES

Sermones de La Iglesia de Dios

Por E. Roger Ammons, Coordinador General de Evangelismo

Cuando era adolescente, tocaba en la Banda de la Secundaria. Cuando tenía 14 años, la banda salió a un gran lago. Yo no era un experto nadador. Estaba en un bote con unos esquiadores detrás del bote. Uno de los esquiadores había perdido su esquí en el agua a unos veinte pies del barco. Me zambullí en el agua para agarrar el esquí. Pero mientras nadaba hacia él, este seguía flotando con las olas fuera de mi alcance. Mi cuerpo comenzó a cansarse. Sabía que estaba a punto de ahogarme. Comencé a gritar, "¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Alguien sálveme!" Alguien en la orilla oyó mi grito y nadó para salvarme. En pánico, agarré a mi rescatador por el cuello y los hombros. Él me dijo que, si no lo soltaba, los dos nos ahogaríamos. Tuve que dejar de tratar de salvarme y confiar totalmente en él. Aproximadamente dos años después, Dios comenzó a tratar con mi corazón y me llamó al ministerio. Pasaron unos tres meses antes de que alguien más supiera. Una mujer evangelista llamada Jo Ann Ard vino a nuestra iglesia para un avivamiento. Una noche ella me llamó al frente de la congregación. Comenzó a decir que Dios le había revelado que yo había estado luchando con el llamamiento a predicar. Ella compartió cosas que solo Dios y yo sabíamos. Prediqué mi primer sermón esa noche. Una de las cosas que ella relató fue sobre uno de mis sueños. En este sueño, estaba yo caminando en una playa llena de gente. Escuché a alguien gritar: "¡Sálvame! ¡Sálvame! Me estoy ahogando". La gente en la orilla estaba tan metida en sus actividades recreativas que ignoraron el grito. Me zambullí en el agua y rescaté a la persona que se estaba ahogando. Ese sueño me ha motivado a hacer todo lo posible para conducir a las almas perdidas y moribundas al Salvador. Los que se están ahogando en el pecado no pueden salvarse a sí mismos. Cuanto más tratan de salvarse; más se ponen en peligro. Jesucristo es su único Salvador. Debemos compartir el evangelio de Jesucristo con ellos.

¡Tira la cuerda salvavidas! ¡Tira la cuerda salvavidas! Alguien está a la deriva; ¡Tira la cuerda salvavidas! ¡Tira la cuerda salvavidas! Alguien se está hundiendo hoy.

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