Los registros históricos y bíblicos muestran a Jacobo como el primer líder general oficial de toda la Iglesia; la posición a la que hoy se hace referencia como Supervisor General. Varias referencias en el libro de Hechos indican que Jacobo tiene la supervisión oficial de las iglesias colectivamente. El ministerio del Nuevo Testamento miró a Jacobo como alguien que tenía autoridad y humildemente reverenció su posición de liderazgo.
Cuando Pedro fue liberado de la prisión, por el ángel del Señor, vino a la casa de María, la madre de Juan, donde se estaba llevando a cabo una reunión de oración. Les contó cómo el Señor lo había sacado de la prisión y les ordenó que, “Haced saber esto á Jacobo y á los hermanos. Y salió, y partió á otro lugar” (Leer Hechos 12:17). Los hermanos a los que se refirió fueron sin duda los otros apóstoles, mientras que se hizo referencia a Jacobo, el hermano del Señor, debido a la posición de liderazgo entre ellos.
Es evidente que Jacobo moderó la Asamblea registrada en el capítulo quince de los Hechos. Después de una larga discusión sobre los procedimientos de negocios, Jacobo se dirigió a la junta. “Y después que hubieron callado, Jacobo respondió, diciendo: Varones hermanos, oídme” (Hch. 15:13). Concluyó diciendo: “Por lo cual yo juzgo, que los que de los Gentiles se convierten á Dios, no han de ser inquietados” (Hch. 15:19). Él no estaba siendo dictatorial, sino que verbalizaba los resultados de la reunión como un vocero oficial.
El apóstol Pablo remitió a Jacobo en varias ocasiones durante el curso de su ministerio. Considere las siguientes referencias bíblicas a la posición elevada que Jacobo ocupaba en la administración de los negocios de la Iglesia. “Y al día siguiente Pablo entró con nosotros á Jacobo, y todos los ancianos se juntaron” (Hch. 21:18). “Mas á ningún otro de los apóstoles vi, sino á Jacobo el hermano del Señor” (Gá. 1:19). “Y como vieron la gracia que me era dada, Jacobo y Cefas y Juan, que parecían ser las columnas, nos dieron las diestras de compañía á mí y á Bernabé, para que nosotros fuésemos á los Gentiles, y ellos á la circuncisión” (Gá. 2:9). Note en esta escritura que Jacobo es mencionado primero, otorgándole la posición de preeminencia entre los hermanos. Parece que Jacobo, Cefas (Pedro), y Juan podrían haber sido un comité algo así como nuestro Comité Administrativo actual, y que Pablo y Bernabé estaban recibiendo un nombramiento para un trabajo especial. “Porque antes que viniesen unos de parte de Jacobo, comía con los Gentiles; mas después que vinieron, se retraía y apartaba, teniendo miedo de los que eran de la circuncisión” (Gá. 2:12). Aquí Pablo está hablando de Pedro que comía con los gentiles, pero se negó comer con ellos cuando llegaron los representantes de Jacobo, evidentemente para salvar las apariencias con el Supervisor General. “Jacobo, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, á las doce tribus que están esparcidas, salud” (Stg. 1:1). Aquí Jacobo se identificó en términos humildes en la introducción de su epístola como un siervo más que como el hermano del Señor.
Hemos mostrado, por las Escrituras, la posición elevada que ocupó Jacobo, el hermano del Señor. Ahora ofreceremos algunas pruebas históricas de los primeros historiadores de la Iglesia de ese período de tiempo. Eusebio, también conocido como Eusebio Panfilio, el autor de La Historia Eclesiástica declaró en al menos dos ocasiones separadas que Jacobo fue nombrado por los apóstoles para el cargo de Obispo de Jerusalem. Citando sus escritos, dijo: “Jacobo, el hermano del Señor, a quien los apóstoles encomendaron el asiento episcopal en Jerusalem”. Eusebio cita a otro historiador, Hegesipo, diciendo de Jacobo: “Pero Jacobo, el hermano del Señor, quien, como había muchos de este nombre, fue apodado el Justo por todos, desde los días de nuestro Señor hasta ahora, recibió el gobierno de la Iglesia con los apóstoles. El “asiento episcopal” y el “gobierno de la Iglesia” en las dos citas anteriores representan el liderazgo autorizado del que ocupa esta posición. Nota: Hegesipo dijo que Jacobo “recibió el gobierno de la iglesia con los apóstoles”. Este Jacobo al que se hace referencia era el hermano de sangre de Cristo y no el apóstol con este nombre. Las Escrituras declaran que los profetas y apóstoles fueron el fundamento de la Iglesia. Este Jacobo no era un apóstol y por lo tanto no estaba incluido en el fundamento de la Iglesia, aunque era considerado el líder principal de la Iglesia y era debidamente respetado por ellos como tal.
Eusebio da una lista de los Obispos de Jerusalem, nombrándolos en el orden de su tiempo de servicio. Los primeros quince fueron llamados los obispos de la circuncisión, lo que significa que eran Obispos judíos. Sus nombres, en orden del tiempo de su servicio a la Iglesia, son los siguientes (citando a Eusebio): “Jacobo [Santiago] llamado el hermano del Señor; después de él, el segundo fue Simeón [el hijo de Cleofás, deletreado Symeon en otro lugar], el tercero Justo, el cuarto Zaqueo, el quinto Tobías, el sexto Beniamino, el séptimo Juan, el octavo Matías [deletreado Mateo en otro lugar], el noveno Filipo, el décimo Séneca, el undécimo Justo, el duodécimo Leví, el decimotercero Efrén, el decimocuarto José y finalmente el decimoquinto Judas”. El período de servicio de Jacobo y su sucesor Simeón, fue bastante largo, después de lo cual el período de servicio de los otros obispos vino en rápida sucesión. Aunque muchos de estos nombres son iguales a los de los apóstoles y primeros ministros de la Iglesia, el factor tiempo indica que eran otros hombres con los mismos nombres, ya que esto era muy común en esos días. Después de estos, enumera los Obispos gentiles sucesores. El primer Obispo gentil que fue nombrado fue Marcos. También es interesante notar que el primer Supervisor General de estos últimos días, A. J. Tomlinson, a menudo se refería a Jacobo como el primer Supervisor General de la Iglesia.
Generalmente se les conocía como los Obispos de Jerusalem, pero a veces se les llamaba presbíteros de Jerusalem, distinguiéndolos de otros obispos por la designación de “Jerusalem”. La sede del gobierno en la Iglesia estaba centrada en Jerusalem, donde residían muchos de los apóstoles. Esta línea de Obispos no eran simplemente pastores de la iglesia local en Jerusalem, como se puede suponer, sino que tenían en sus manos las riendas del liderazgo de la Iglesia universal. Muchos, de hecho, la mayoría de ellos, vivieron en la era post-apostólica. El término “obispo” significa supervisor. Por lo tanto, el “Obispo de Jerusalem” indicaría el supervisor del gobierno de la Iglesia. Los primeros historiadores a menudo consideraban a Jerusalem como la iglesia madre, lo que indica que todas las iglesias locales de ese período podían rastrear sus raíces, ya sea directa o indirectamente, hasta esta primera congregación de la iglesia, habiendo sido establecida por apóstoles de Jerusalem o ministros convertidos bajo su ministerio.
El historiador Hegesipo da alguna información interesante acerca de Santiago: “Tenía la costumbre de entrar solo en el templo, y a menudo se le encontraba de rodillas e intercediendo por el perdón del pueblo; de modo que sus rodillas se pusieron tan duras como las de un camello, a consecuencia de su suplica habitual y de arrodillarse ante Dios. Y en verdad, a causa de su gran piedad, fue llamado el Justo”.
Algunos historiadores ubican el tiempo del comienzo del ministerio de Santiago diez años después del Pentecostés, otros dicen que fue doce años. La fecha de su muerte también es incierta. Algunos historiadores citan en el 62 o 68 d. C., mientras que algunos dicen que fue en el 70 d. C. La forma de su muerte fue de un mártir. Según el historiador Eusebio, los judíos trataron de persuadirlo para que desanimara a otros de seguir a Jesús. Lo subieron al pináculo del templo para que todos pudieran verlo y escucharlo. Él respondió a gran voz diciendo: ¿Por qué me preguntan acerca de Jesús el Hijo del Hombre? Ahora está sentado en los cielos, a la diestra del gran Poder, y está a punto de venir sobre las nubes”. Cuando los escribas y fariseos oyeron esto, en su furor lo arrojaron del pináculo del templo. No murió de inmediato y comenzaron a golpearlo con garrotes. Mientras moría, oró en el mismo espíritu de Cristo y Esteban, el primer mártir antes que él, “Te ruego, oh, Señor Dios y Padre, que les perdones porque no saben lo que hacen”.
Eusebio describe esta acción como el cumplimiento de Isaías, capítulo tres. Haciendo referencia a la escritura él dijo: “Quitemos al justo, porque no es ofensivo; por tanto, comerán el fruto de sus obras”. (Este escritor nunca ha visto ni oído hablar de esta cita o cualquier otra cosa en esta porción de la Biblia que esté relacionada con Santiago. El lector puede sacar su propia conclusión al respecto. Aunque otras escrituras hacen referencia a individuos en el cumplimiento de las profecías. Vea Jeremías 30:21 como un ejemplo a menudo relacionado con el pasado Supervisor, A. J. Tomlinson cuando Dios le dio la revelación de la Iglesia el 13 de junio de 1903, sobre la Montaña Burger en Carolina del Norte. No es raro que se predigan eventos futuros en la Escrituras, cuando, en el momento señalado, se puede ver a la persona clave al frente de su cumplimento real).
Los primeros historiadores atribuyen el martirio de Santiago como la causa directa del asedio y destrucción de Jerusalem en el año 70 d. C., como si le sucediera a causa de sus crímenes en contra de él. La opinión del historiador Josefo se expresa de la siguiente manera: “Estas cosas sucedieron a los judíos para vengar a Santiago el Justo, que era el hermano del que se llama Cristo, y a quien los judíos habían matado, a pesar de su preeminente justicia”.
Según Hegesipo, el sucesor de Santiago fue Simeón, el hijo de Cleofás, hermano de José, esposo de la virgen María. Otros historiadores concluyen que lo más probable es que Cleofás fuera el cuñado. Por extraño que parezca, María, la madre de Cristo, también tenía una hermana llamada María, que era la esposa de Cleofás. Esto haría que Simeón se relacionara con Cristo como primo.