Por Jerry Cox, Bessmer, AL
“Este es el libro de las generaciones de Adam. El día en que crió Dios al hombre, á la semejanza de Dios lo hizo; varón y hembra los crió; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adam, el día en que fueron criados” (Gn. 5:1, 2). Quiero insertar aquí una frase que algunos de ustedes pueden haber escuchado antes: “¡No se diga más!” Que se define como una frase informal que se usa en varias situaciones para entablar una discusión o para dar a entender que no se necesita más discusión. Por ejemplo: “Cada madre tiene días y momentos que ponen a prueba su paciencia. Mi esposa y yo tenemos cinco niños y tres niñas, ¡no se diga más!” Así que permítanme repetir para enfatizar: “Este es el libro de las generaciones de Adam. El día en que crió Dios al hombre, á la semejanza de Dios lo hizo; varón y hembra los crió…” – “¡no se diga más!” ¿Por qué tenemos que extendernos? “Para siempre, oh Jehová, permenece tu palabra en los cielos” (Sal. 119:89). “Venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mt. 6:10). Desafortunadamente, puede haber quienes no acepten fácilmente la Palabra de Dios y Su verdad en su sencillez, así que continuaré con otras escrituras y pensamientos para ayudarnos con este tema.
“Y dijo Dios: Hagamos al hombre á nuestra imagen, conforme á nuestra semejanza; y señoree en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en las bestias, y en toda la tierra, y en todo animal que anda arrastrando sobre la tierra. Y crió Dios al hombre á su imagen, á imagen de Dios lo crió; varón y hembra los crió” (Gn. 1:26, 27). Dios tenía un propósito en Su creación de un hombre y una mujer. Él no simplemente arregló algo sin premeditación o razón. ¡Eso es lo que nosotros haríamos! Dios no. Él tiene un propósito y un plan en todo lo que ha hecho y hará. Cuando Él nos revela estas perlas de verdad a través de Su Espíritu y Su Palabra, ¡podemos sentirnos abrumados por el asombro de cuán grande es nuestro Dios!
En gran parte de la creación de Dios, vemos el concepto de hombre y mujer. Una vez creadas todas las plantas y animales, era necesario que pudieran reproducir su especie a lo largo del tiempo. El hecho de que Dios hizo a la humanidad varón y hembra ciertamente no fue único en su ejemplo creativo (creó macho y hembra en los animales y masculinos y femeninos en las plantas), sin embargo, lo que nos separa a usted y a mí de un árbol o de un venado o de un oso, es que somos creados a imagen de Dios y tenemos un alma eterna. Todas las demás creaciones, sin elección, dan gloria y alabanza al Creador. Incluso la naturaleza de nuestra estructura física clama gloria y alabanza a Aquel que nos hizo, pero va aún más allá con nosotros. También tenemos la opción de alabarlo desde el interior de nuestra alma. Tenemos la oportunidad de elegir adorar, alabar y servir a nuestro Creador. Así que tenemos algo llamado varón y algo llamado hembra. ¿Qué tiene de significativo eso? ¿Por qué eso importa?
“Y los bendijo Dios; y díjoles Dios: Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra… Y vió Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fué la tarde y la mañana el día sexto.” (Gn. 1:28, 31) – ¡no se diga más! Había una razón y un propósito detrás de ser hombre y mujer. Dios había dispuesto que de tal unión del hombre y la mujer hubiera descendencia. Pero no se trataba solo de que un hombre y una mujer tuvieran un hijo, había otro aspecto del plan de Dios. “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; haréle ayuda idónea para él. Formó, pues, Jehová Dios de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y trájolas á Adam, para que viese cómo les había de llamar; y todo lo que Adam llamó á los animales vivientes, ese es su nombre. Y puso Adam nombres á toda bestia y ave de los cielos y á todo animal del campo: mas para Adam no halló ayuda que estuviese idónea para él. Y Jehová Dios hizo caer sueño sobre Adam, y se quedó dormido: entonces tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar; y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y trájola al hombre. Y dijo Adam: Esto es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne: ésta será llamada Varona, porque del varón fué tomada. Por tanto, dejará el hombre á su padre y á su madre, y allegarse ha á su mujer, y serán una sola carne” (Gn. 2:18-24). Dios estaba estableciendo la institución del matrimonio que se seguiría a lo largo del tiempo y nos mostró que esta institución debía estar compuesta por un hombre y una mujer. La mujer debía ser parte del hombre. Ningún otro animal en la creación de Dios era perfecto para él, solamente esta mujer fue hecha para él.
Note que Dios no sacó dos o tres costillas para poder hacer múltiples mujeres para que Adam las tuviera al mismo tiempo. Un hombre y una mujer creados a imagen de Dios, hechos santos y justos, capaces de pensar, contemplar y razonar. Capaz de tomar decisiones. A Satanás no le gustaban las imágenes de Dios andando por todas partes, así que se dispuso a arruinarlas. No podía arruinar al Altísimo, así que hizo lo siguiente y se dispuso a arruinar Su creación especial. Sabemos lo que pasó. Satanás engañó a Eva, Adam simplemente lo siguió, y el pecado entró en la creación más grande de Dios. A medida que el hombre se multiplicaba y cubría la tierra, se podía escuchar una voz. Una voz cuya fuente era la misma que se escuchó en el Jardín del Edén cuando se le preguntó a Eva: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” (Gn. 3:1). Esta voz continuó susurrando, a lo largo del tiempo, y se centró en la institución divina del matrimonio que llevaba la firma de la obra de Dios. Cuando los fariseos le preguntaron a Jesús acerca de esto, Él los llevó hasta el principio en busca de la respuesta: “…¿Qué os mandó Moisés? Y ellos dijeron: Moisés permitió escribir carta de divorcio, y repudiar. Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento; pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el hombre á su padre y á su madre, y se juntará á su mujer. Y los que eran dos, serán hechos una carne: así que no son más dos, sino una carne. Pues lo que Dios juntó, no lo aparte el hombre” (Mr. 10:3-9). Jesús se tomó el tiempo para definir claramente el proceso desde el principio. Incluso reiterando el hecho de que fueron creados hombre y mujer y por qué. Era el plan de Dios desde el principio, con el varón dejando y juntándose, para unirlos como una sola carne. Y, por cierto, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre, ¡No se diga más!
La voz mentirosa siguió gritando para convencer al hombre de que no tenía que quedarse con su verdadera esposa y para cuestionar el plan de Dios sobre el propósito y las responsabilidades del hombre y la mujer. Al igual que en el jardín con Eva, si no tenemos cuidado, esa voz mentirosa hará que cuestionemos el plan de Dios y el espíritu de la soberbia comenzará a obrar. “Antes del quebrantamiento es la soberbia; y antes de la caída la altivez de espíritu” (Pr. 16:18). Cuando la carne pecaminosa se altera, no debería sorprendernos adónde lleva a la humanidad. Nuestra querida hermana Josephine Perry solía decir: “No dejes que el diablo se suba. Si lo dejas subir, querrá conducir”.
Hay identidad, propósito y estructura con el diseño de Dios. Hay caos y confusión con el pecado. La estructura de Dios de un hombre y una mujer unidos para toda la vida y los roles, la identidad y las responsabilidades que Él ha puesto sobre esta unión nos dan una idea de algo mucho más grande. “Las casadas estén sujetas á sus propios maridos, como al Señor. Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia; y él es el que da la salud al cuerpo. Así que, como la iglesia está sujeta á Cristo, así también las casadas lo estén á sus maridos en todo. Maridos, amad á vuestras mujeres, así como Cristo amó á la iglesia, y se entregó á sí mismo por ella, para santificarla limpiándola en el lavacro del agua por la palabra, para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar á sus mujeres como á sus mismos cuerpos. El que ama á su mujer, á sí mismo se ama. Porque ninguno aborreció jamás á su propia carne, antes la sustenta y regala, como también Cristo á la iglesia; porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre á su padre y á su madre, y se allegará á su mujer, y serán dos en una carne. Este misterio grande es: mas yo digo esto con respecto á Cristo y á la iglesia. Cada uno empero de vosotros de por sí, ame también á su mujer como á sí mismo; y la mujer reverencie á su marido” (Ef. 5:22-33). Satanás desprecia los matrimonios vibrantes, amorosos y piadosos.
¡Cada vez que los mira, ve la imagen de Cristo y de su Iglesia! Los desafío esposos y esposas, a hacer de su matrimonio lo mejor que pueda ser. ¡Permita que la imagen de Cristo y Su Iglesia se vea en sus vidas todos los días!
Satanás está causando caos en este mundo con la institución del matrimonio. Ha hecho mucho para destruir el concepto de un hombre/una mujer para toda la vida. Él También está trabajando para destruir la identidad del hombre y la mujer. La Biblia deja en claro cómo comenzó este caos. “Porque las cosas invisibles de él, su eterna potencia y divinidad, se echan de ver desde la creación del mundo, siendo entendidas por las cosas que son hechas; de modo que son inexcusables” (Ro. 1:20). Piense en la inspiración escrita en las palabras del canto: “Señor mi Dios, al contemplar los cielos, el firmamento y las estrellas mil; al oír tu voz en los potentes truenos, y ver brillar al sol en su cenit: Mi corazón entona esta canción: ¡Cuán grande es Él! ¡Cuán grande es Él!”
Jesús llevó a los fariseos que lo interrogaron al relato de la creación: “¿Quieren saber la verdad sobre repudiar a sus esposas? Desde el principio, Dios los hizo varón y hembra. Fue por la dureza de su corazón que se les presentó cualquier otra cosa.” ¿Qué está pasando hoy por la dureza del corazón de la gente? Continuemos en Romanos: “Porque habiendo conocido á Dios, no le glorificaron como á Dios, ni dieron gracias; antes se desvanecieron en sus discursos, y el necio corazón de ellos fué entenebrecido. Diciéndose ser sabios, se hicieron fatuos, y trocaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, y de aves, y de animales de cuatro pies, y de serpientes. Por lo cual también Dios los entregó á inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de suerte que contaminaron sus cuerpos entre sí mismos: Los cuales mudaron la verdad de Dios en mentira, honrando y sirviendo á las criaturas antes que al Criador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó á afectos vergonzosos; pues aun sus mujeres mudaron el natural uso en el uso que es contra naturaleza: Y del mismo modo también los hombres, dejando el uso natural de las mujeres, se encendieron en sus concupiscencias los unos con los otros, cometiendo cosas nefandas hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la recompensa que convino á su extravío. Y como á ellos no les pareció tener á Dios en su noticia, Dios los entregó á una mente depravada, para hacer lo que no conviene, estando atestados de toda iniquidad, de fornicación, de malicia, de avaricia, de maldad; llenos de envidia, de homicidios, de contiendas, de engaños, de malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes á los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia: Que habiendo entendido el juicio de Dios que los que hacen tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, más aún consienten á los que las hacen” (Ro. 1:21-32).
¡Esto es hablar claro! Esa voz “sutil” todavía está llamando a todos los que la escucharán, trayendo aún más confusión a las mentes de las personas. No solo el hombre ha dejado el uso natural de la mujer (y viceversa), un hombre ahora dice ser mujer. Y una mujer ahora dice ser hombre. ¡Esto va en contra de nuestro Creador! El hombre pecador está diciendo que Dios se equivocó. “Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? Dirá el vaso de barro al que le labró: ¿Por qué me has hecho tal?” (Ro. 9:20). “Vuestra subversión ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿La obra dirá de su hacedor, no me hizo; y dirá el vaso de aquel que lo ha formado, no entendió?” (Is. 29:16). A la gente lea ha pasado años sin gustarle el color de su cabello, así que se lo cambiaron. Como no les gustaba su complexión, lo arreglaron. Como no les gustaba la forma de su cuerpo, lo cambiaron. Las industrias están surgiendo y prosperando a partir de este tipo de mentalidad. A medida que avanza la tecnología, se puede cambiar más cosas para hacerlo más como usted quiera ser. ¿Es eso lo que necesitamos ser? ¿Debemos ser formados a nuestra propia imagen? En el principio, Dios hizo al hombre a Su imagen. No somos nuestros, somos comprados por un precio.
Hoy, con audacia y elogios, los hombres (en cuerpo) están diciendo que ya no son hombres. Proclaman que en realidad son una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre y que les dieron el estilo de cuerpo equivocado. Dios no comete errores. El pecado es el que trae confusión. David dijo: “Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras: Estoy maravillado, y mi alma lo conoce mucho” (Sal. 139:14).
El caos y la confusión del pecado incluso ha traído más confusión a las preguntas de algunas personas sobre quiénes son. Los términos “gay” y “lesbiana” ya no son suficientes. LGBT (lesbianas, gays, bisexuales, transgénero) apareció y ahora no es suficiente. ¿LGBTQ? No. Lo siento, no es suficiente. Una referencia es LGBTQ+. “+” ya no es solo un símbolo matemático, sino una denotación de todo en el espectro de género y sexualidad que las letras y las palabras aún no pueden escribir. En todas las clasificaciones, incluso hay un término para alguien cuya identidad de género coincide con el sexo que se le asignó al nacer: cisgénero. Satanás no pudo soportar usar los mismos términos que Dios usó para ellos (varón y hembra), por lo que tuvo que crear otra palabra. En el lenguaje de identidad de género, incluso hay un término para alguien que no se identifica como hombre o mujer. Se llaman No Binarios. El Diccionario en Línea Cambridge da la siguiente definición de binario: 1. Usando un sistema de números que usa solo 0 y 1 (las computadoras almacenan todos los datos en código binario. 2. Relativo a dos cosas o constituido por ellas, en el que todo es una cosa o la otra. Si usted ha buscado una palabra en un diccionario, es posible que se use una oración con esa palabra que ayude a ponerla en contexto para que usted pueda entenderla mejor. Esta es la oración que este diccionario en línea colocó con el término binario: “es una opción binaria, o la aceptas o rechazas”.
Un estudio reciente mostró que la mayoría de las personas menores de treinta años creen que los atributos como masculino y femenino no son binarios, sino que están en un espectro. Un “espectro” es una gama de diferentes posiciones, opiniones, etc., entre dos puntos extremos. La sociedad está empujando una filosofía con los ejemplos que da para definir las palabras. En mi opinión, lo están haciendo para que la gente empiece a acostumbrarse a estos términos y se vuelva insensible a ellos. Esa voz mentirosa sigue clamando para que esto sea parte de nuestra vida diaria. Si inundamos nuestros sentidos con programas “entretenidos” que promueven y glorifican estos estilos de vida, con música o charlas que los glorifican, si idolatramos a las personas que tienen estos estilos de vida, o nos vestimos con las modas que están orientadas hacia la neutralidad de identidad, perderemos el sentido del vituperio que todo esto es para Dios, y comenzaremos a ser atraídos hacia él nosotros mismos. “Antes exhortaos los unos á los otros cada día, entre tanto que se dice Hoy; porque ninguno de vosotros se endurezca con engaño de pecado” (He. 3:13). ¡Huya de esto! ¡Aléjelo! “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable á Dios, que es vuestro racional culto. Y no os conforméis á este siglo; mas reformaos por la renovación de vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Ro. 12:1, 2).
Además de las presiones de la sociedad para moldear esta mentalidad, nuestros gobiernos ahora respaldan y apoyan medidas que promueven estas opciones. Argentina acaba de presentar sus documentos de identidad oficiales con el nuevo formato “X”. Se dice que el presidente de Argentina, Alberto Fernández, dijo: “Hay otras identidades de género además de la de hombre y mujer, y deben ser respetadas”. Según se informa, tiene un decreto que establece que “X” se utilizará para denotar los siguientes significados: “No binario, indeterminado, no especificado, indefinido, no informado, auto percibido, no registrado; u otras acepciones con las que podría identificarse la persona que no se siente incluida en el binomio masculino/femenino”. En algunos países, la persona tendría que presentar documentación médica para respaldar su cambio de identidad, pero más se están moviendo hacia la autodeterminación de género. La “X” es solo una forma de decir, “No Dios, estoy saliendo de Tu propósito, Tu creación, Tu creación de identidad, y estoy creando la mía”. Proverbios 16:25 dice, “Hay camino que parece derecho al hombre, mas su salida son caminos de muerte” .
La voz pecaminosa todavía llama. La sociedad está apoyando y promoviendo estos estilos de vida pecaminosos; los gobiernos los están apoyando y promoviendo; y lamentablemente, incluso muchas organizaciones religiosas ahora apoyan y promueven estilos de vida que van en contra de la misma Palabra de Dios. ¡PERO NO EN LA IGLESIA DE DIOS! La Palabra de Dios no apoya ni promueve el pecado de ningún tipo; por lo tanto, ¡La Iglesia de Dios no puede apoyar o promover el pecado de ningún tipo! ¡La Palabra de Dios promueve la cura del pecado! “Así que, de la manera que por un delito vino la culpa á todos los hombres para condenación, así por una justicia vino la gracia á todos los hombres para justificación de vida. Porque como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituídos pecadores, así por la obediencia de uno los muchos serán constituídos justos. La ley empero entró para que el pecado creciese; mas cuando el pecado creció, sobrepujó la gracia; para que, de la manera que el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna por Jesucristo Señor nuestro” (Ro. 5:18-21). Un canto Góspel dice: “Hay una voz que me llama desde una cruenta cruz, y susurra ‘Acércate a Mí’. Deja este mundo atrás, hay nuevas alturas que escalar, y encontraras un nuevo lugar en Mí”
Para cualquiera que pueda estar sintiéndose atraído por las voces mentirosas, quiero que sepa que Jesús le ama y quiere ser su Salvador. Él no hace acepción de personas. Ama el alma del hombre o la mujer atrapada en el engaño de una crisis de identidad. Él ama el alma del hombre o mujer atrapados en un matrimonio adúltero. Él ama las almas del hombre o la mujer atrapados en cualquier pecado en el que estén. Él murió la más horrible de las muertes en la cruz del Calvario para ser el sacrificio por el pecado del hombre. Él no quiere que nos quedemos con ellos, ¡Él quiere hacernos libres! Quiere que nos arrepintamos y dejemos nuestros pecados y vivamos de acuerdo con la Biblia. Cuando Dios lo libere del pecado restaurará su identidad. “Y revestídoos del nuevo, el cual por el conocimiento es renovado conforme á la imagen del que lo crió” (Col. 3:10). ¡Dios destruye el caos y restaura la identidad masculina y femenina después de la conversión porque el nuevo hombre es creado en justicia y santidad de verdad! “A que dejéis, cuanto á la pasada manera de vivir; el viejo hombre que está viciado conforme á los deseos de error; y á renovarnos en el espíritu de vuestra mente, y vestir el nuevo hombre que es criado conforme á Dios en justicia y en santidad de verdad” (Ef. 4:22-24).
Permítame terminar con esto: “Este es el libro de las generaciones de Adam. El día en que crió Dios al hombre, á la semejanza de Dios lo hizo; varón y hembra los crió; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adam, el día en que fueron criados” (Gn. 5:1, 2). “¡No se diga más!”