Conectado en el Poder
Cuando tenía diecisiete años trabaje para Slough Equipment Co., en Odessa , Texas. Proporcionábamos equipo de petróleo para las torres de excavación. Un día me pusieron con otro empleado a que remplazáramos el lastre en una luz de ocho pies para poder alumbra de noche. Ninguno de nosotros había hecho esto antes pero se veía suficientemente simple. Había dos lastres en cada unidad, con un número de cables de colores que salían de cada lastre. Con que nos aseguremos que los cables estaban bien puestos como antes, no deberíamos de tener ningún problema. Entonces el otro empleado, Randy y yo decidimos ver quién podía poner la luz de operación primero.
Los dos jalamos y desconectamos los lastres viejos y desconectamos los cables para asegurarnos que estábamos poniendo los correctos lastres. Randy termino momentos antes que yo, reemplazo la tapa sobre los lastres, y puso dos focos florecientes en su unidad. El se burlaba que me había ganado, pero cuando el prendió el apagador de su unidad, la luces no prendieron. Se confundió y empezó a desarmar los lastres para ver si había conectado algo incorrectamente. Conforme el trabajaba para componer su unidad, yo complete la mía y la prendí. La luz de mi unidad prendió y yo me proclame el ganador. Fue después cuando le mostré que su unidad no estaba conectada al enchufe de luz. La de el estaba bien compuesta solamente no estaba conectada al enchufe.
Para tener luz todo debe de estar bien hecho. Los lastres tienen que estar bien, los focos deben estar buenos, y los cables deben estar conectados correctamente. Pero aunque todo este bien hecho la unidad no puede tener luz si no tiene corriente que pase por los cables, por los lastres, y por los focos. Si no está conectada a la fuente de luz no puede haber luz.
La Iglesia de Dios debe ser la luz espiritual de Dios en este mundo oscuro:
“Levántate, resplandece; que ha venido tu lumbre, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad los pueblos; más sobre ti nacerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las gentes a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento” (Isaías 60:1-3).
Sin duda estamos viviendo en el tiempo hablado por el profeta, estamos rodeados de gente que sobrepasa la oscuridad “asquerosa”. Iniquidad abunda en nuestro mundo, con cada concebible pecado, no solamente practicado, pero muchas veces aplaudido por el mundo. Pecados asquerosos que la sociedad en un tiempo los considero vergonzosos, repulsivos, y espantosos ahora son aceptados, alabados y glorificados. Los verdaderos cristianos deberían alzar sus voces contra los pecados sucios de nuestro día son calificados como traficantes de odio. Fariseos juzgones, sin amor, e intolerantes. En muchos países se está volviendo ilegal hablar sobre la ley de Dios y sus mandamientos para la raza humana.
Cuando la luces de un carro durante la hora del día están prendidas y la luz del sol esta brillante, otros pueden ver que las luces están prendidas, pero no les molesta. Pero en la oscuridad de noche cuando un automóvil se acerca con sus luces prendidas, especialmente si tiene altas sus luces, lo brillante de las luces casi ciega a uno. Esta es una buena analogía de nuestro mundo hoy en día, hablando espiritualmente. No tiene mucho tiempo que un buen numero de iglesias predican el camino bíblico de la salvación, y predicando “santidad sin la cual nadie vera al Señor.” Había varios en el movimiento santo pentecostal quienes enseñaban las tres gloriosas experiencias de la salvación, santificación, y el bautismo con el Espíritu Santo como nosotros lo enseñamos hasta hoy en día en La Iglesia de Dios. Algunos enseñaban como nosotros lo hacemos acerca del adorno exterior, uso del tabaco, bebidas intoxicantes, divorcio y el volverse a casar, etc. Pero esos días han pasado. Muchos se han comprometizado al mundo, y dejado que espíritus sedicientes y doctrinas de diablos que cosquillan los oídos de las congregaciones cargadas de pecado. Cuando Jehová dijo,…“Praos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma” ellos definitivamente contestaron, “No andaremos” (Jeremías 6:16). Como otras luces se han estado apagando la espiritualidad oscura se ha intensificado. Aunque así sea, esto solo puede resultar en que La Iglesia de Dios alumbre sus “luces” más brillantes.
“Y esta es la condenación: La luz vino al mundo, y los hombres amaron mas las tinieblas que la luz; porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz; porque sus obras no sean redargüidas. Mas el que obra verdad, viene a la luz, para que sus obras sean manifestadas que son hechas en Dios” (Juan 3:19-21).
Aunque muchos hombres amen la oscuridad porque sus obras son malas y se engañan ellos mismos en pensar que la oscuridad tapa sus actividades malas, todavía ay aquellos que aman y buscan la divina verdad, y Jesús nos aseguran que llegaran a la luz. Por cierto, muchos leyendo este sermón están en la categoría de esos “hacedores de la verdad” y pueden unirse diciendo, “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Corintios 4:6). Que tan felices somos que ya no caminamos en la tinieblas. Por lo opuesto, estamos gozando de la claridad de la luz brillante en nuestras almas. Por el bien de otros que están buscando la voluntad de Dios y el camino de Dios, la Iglesia debe tener la luz bien encendida.
Un día un gran enemigo de la Iglesia, Saulo de Tarsos, estaba en su negocio, rumbo a Damasco para perseguir a La Iglesia de Dios cuando…”le cercó un resplandor de luz del cielo.” Las tinieblas que tenían a este hombre en vendas y dispersado que Saulo en verdad “vio la luz” de salvación en Jesucristo. Después el Señor le dio la misma comisión que le da a su Iglesia, de ministrar la palabra de Dios en el mundo, “Para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios, para que reciban, por la fe que es en mi, remisión de pecados y suerte entre los santificados” (Hechos 26:18).
La Iglesia puede ser como esas unidades de luces florecientes que se mencionaron primero. Mi amigo tenía todo en lugar y conectado correctamente pero prendiendo el botón no trajo luz porque no estaba conectada a la fuente de luz. Considera como esto puede aplicar a la luz de la Iglesia de Dios. Una Iglesia local puede tener un buen pastor que visite a sus miembros y que ofrezca ánimo. Y que también salga a la vecindad para invitar a otros a los servicios. Sus sermones están bien preparados y presentados con mucho amor. Los auxiliares también están funcionando suavemente. Los maestros de la Escuela Dominical se preparan bien. Los líderes del movimiento de la Banda de la Asamblea están encargo de los miembros en su banda. Si alguno falta al servicio ellos les hablan para saber si están enfermos o tienen otra dificultad por la razón que no fue.
Lo mismo es cierto para los otros ministerios en la iglesia; todos están operando y los lideres están haciendo su trabajo. Sin embargo la Iglesia no crece y como que algo vital está faltando en los servicios de adoración. La comunidad alrededor no está siendo afectada por la presencia de la Iglesia en esa área. Las almas no son convertidas, los enfermos no son sanos, y los demonios que están al acecho no son reprendidos. ¿Qué está mal? Aunque todo esté trabajando bien, la iglesia no está conectada a la fuente de luz. Se necesita el poder del Espíritu Santo es el que trae convicción a los corazones, el que salva las almas y las hace “nuevas criaturas” en Cristo. Se necesita el poder del Espíritu Santo para hacer efecto esa santificación que fue comprada con la sangre de Cristo. Sin el poder divino el reino de las tinieblas no podrá ser vencido, y la “luz del evangelio glorioso de Cristo” no podrá brillar. Y los cables pueden estar en su lugar, la unidad de luz puede estar bien compuesta- pero si no está conectada a la fuente de luz no habrá luz.
El Espíritu Santo es nuestra fuente de luz. La Iglesia primitiva fue bautizada con el Espíritu Santo en el día de pentecostés, e inmediatamente vemos el poder de Dios trabajando. Pedro predico un mensaje de salvación y 3000 almas cayeron en convicción, llorando, …”que haremos” (Hechos 2: 37). El ministerio del Espíritu Santo trajo estas almas al reino de Dios, y después se unieron a La Iglesia de Dios. Que glorioso cuando La Iglesia de Dios se “conecta en” el poder de Dios.
“Y cuando él viniere redargüirá al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio” (Juan 16:8).
Este es uno de los grandes ministerios del Espíritu Santo: 1. El trae convicción a las almas, trayendo a sus corazones la culpa necesaria para con Dios. 2. Los ilumina que Dios es santo y justo, y que ningún pecador puede estar delante de él sin condenación. 3. Los convence que el día del juicio es cierto, trayéndoles la pregunta eterna, ¿”Que hicieras tu, pecador, en la presencia de un Dios santo para ser juzgado?”
El Espíritu Santo guiara a las almas cargadas de pecado a la única solución, Jesucristo el hijo de Dios, es el único salvador de las almas perdidas.
Cuando Cristo estaba aquí encarnado él se declaro como la luz del mundo. Pero, sabiendo que pronto debería llegar a su Padre en el cielo, vio a la Iglesia y dijo, “Vosotros sois la luz del mundo” (Mateo 5:14). Somos responsables de llevar su palabra a todo el mundo. Debemos predicarla y debemos vivirla. Debemos estar apropiadamente organizados y trabajando en nuestra iglesia local. El “lastre” espiritual debe estar en su lugar y los “cables” bíblicos conectados correctamente. Pero antes que la luz brille debemos estar conectados a la fuente celestial para que fluya durante todos los sermones, cada servicio auxiliar, cada avivamiento, y cada otra junta de La Iglesia de Dios.
Es imperativo que cada miembro esté conectado al poder divino. No podemos arriesgar que un cable no este conectado mal, o un lastre que no sirva, o que una unidad no este conectada al poder de Dios. Por eso estamos esforzándonos de ver a cada miembro salvo, santificado, y bautizado con el Espíritu Santo y Fuego. Alabado sea el Señor por avernos perdonado con su salvación, y purificándonos con su sangre santificada. Pero debemos de hacerlo todo y estar llenos con el poder de lo alto, y recibir el bautismo con su Espíritu Santo. Conforme cada miembro se conecte al poder de lo alto, creceremos más y más brillantes y almas que están tropezando en tinieblas verán la luz y se acercaran a ella. ¿Estimado miembro de La Iglesia De Dios, estas conectado al poder? Si no, pues el tiempo es ahora. ¡Todo puede estar bien en tu caminada con el Señor, pero nunca brillaras para él como él desea hasta que “te conectes con al poder” de la corriente del Espíritu Santo!